El perfume: deshumanización, sexualización y feminidad

 El perfume: deshumanización, sexualización y feminidad 


Recientemente leí El perfume, novela publicada originalmente en  1985 escrita por Patrick Suskind. Un best seller inmediato convirtiéndose en la obra de literatura alemana más traducida en todo el mundo hasta el momento. Hoy, después de respirar, meditar y analizar mi lectura, les quiero compartir lo que pienso. Este escrito no pretende ser una reseña o análisis del libro, sino más bien la expresión de una serie de reflexiones que ha generado en mí la lectura. Por lo tanto, no hablaré de aspectos técnicos de la escritura o de la construcción del personaje protagonista. Son dos puntos importantes los se tocarán a lo largo de estas letras: la percepción de lo femenino y la deshumanización de lo sexualizado. 

Me resulta pertinente comenzar esta reflexión citando a Kate Millet (en Waiti, 2013): los autores masculinos no pueden ser separados de su política sexual opresiva como autores, por lo cual su ideología siempre se verá reflejada en sus letras. El libro fue escrito por un hombre alemán en los ochentas y es un hecho que el libro perpetúa estereotipos de género, resultando un perfecto ejemplo en muchos aspectos de cómo funciona el patriarcado, aún cuando esto está lejos de ser el objetivo del autor. Pero ser un buen lector implica no quedarse en la superficie, implica poder contextualizar al autor, la época y generar un diálogo para transmutar la voz del autor con la nuestra. 


Resumen del libro

(contiene spoilers)


El autor narra la historia de Jean-Baptise Grenouille, un niño que nace sin olor, pero con una capacidad de olfato casi sobrenatural alrededor de una precaria situación, apenas sobreviviendo su llegada al mundo. Se describe cómo su madre quería que este no sobreviviera e incluso cortó su cordón umbilical con el mismo cuchillo con el que cortaba un pescado podrido. 

El protagonista es abandonado por su madre y atraviesa una complicada infancia con diversas nodrizas y abusos laborales. Su extraordinario olfato le permite desarrollar una serie de habilidades que compensan su falta de inteligencia social. 

Un día, el olor de una joven pelirroja lo vuelve loco, es descrita como hermosa y virginal. El protagonista la asesina para olerla mejor y ahí comienza su deseo de desarrollar los mejores perfumes. Se convierte en un perfumista a partir de ser el asistente de Baldini, un famoso perfumista parisino que se encuentra en decadencia. Tras cumplir 18 y aprender diversas técnicas para la creación de perfumes, decide huir de la civilización pues se siente repugnado por la humanidad y sus olores. Tras vivir como ermitaño y sentirse relativamente satisfecho, descubre un día que él mismo carece de olor, que su cuerpo no exude ninguna esencia. Esto lo vuelve loco y decide volver a la civilización y encontrar la forma de disfrazarse a sí mismo a través de los olores.  Así, va logrando manipular su entorno de acuerdo al olor que llevará puesto, descubriendo así, que los olores condicionan cómo la gente te percibe y trata.

Pronto se encuentra con otro olor descrito como magnífico que lo volverá loco, proveniente de otra niña pelirroja. Decide esta vez no matarla de inmediato, sino esperar a que crezca para que su olor se intensifique y así crear una fragancia increíble. Desarrolla un plan en el que a partir de una serie de asesinatos configuraría una loción casi mágica con la esencia de las mujeres más atractivas. Se narra en el libro una correlación entre los olores y los tonos de piel de las mujeres, siendo las blancas pelirrojas aquellas con mayor atractivo, y las de piel y cabello oscuro, menos. 

Jean mata con éxito a más de 25 mujeres con olores fabulosos, incluyendo el de su objetivo principal. El protagonista es declarado culpable de asesinato serial y condenado a crucifixión con golpes de hierro. Sin embargo, el día de su castigo se aplica dicha loción y el pueblo de inmediato lo perdona. 

Grenouille, opuesto a sus ideas iniciales, se siente repugnado por la respuesta, descubre esta atención no deseada le repugna, y que el olor no lo humaniza, sino que lo vuelve carne apetecible. Tras su escape, vuelve a aplicarse la loción sólo para ser devorado hasta su muerte, pues resulta demasiado deseable. Y así termina la historia de Jean-Baptise.


¿Qué nos dice el perfume de nuestra sociedad? 


La percepción de lo femenino


Como se mencionó con autoridad, el autor perpetúa estereotipos de género y esto lo hace al no profundizar en la psicología de los personajes femeninos como lo hace con los masculinos. Estos se limitan a ser meras decoraciones, obstáculos u objetos de deseo. Para Siska Waiti (2013) hay 3 maneras en las que el autor perpetúa muy claramente estereotipos de género: el rol de la madre (se sobre entiende que la madre del protagonista es una mala madre y se le atribuye cierta culpa a su personalidad antisocial), el rol de la esposa (Madame Arnulfi es pintada como una mujer aprovechada y una mala viuda) y el rol de la mujer perfecta (siendo ésta una mujer hermosa, delicada y por supuesto virginal). 

Las víctimas de Jean Baptise son descritas por su espectacular olor atractivo, el cual se encuentra directamente relacionado a su atractivo físico. Su mundo interno no resulta importante para la trama, pues lo que les otorga su valor de objeto de deseo es simplemente su atractivo. Además, existe una correlación racista en la que son aquellas de piel clara las de mayor valor atractivo. Del mismo modo se pintan paralelos que a veces trascienden lo físico en cuánto al atractivo de una mujer: son las mujeres con actitudes sumisas y dependientes aquellas que son más deseadas, mientras que aquellas que realizan trabajo físico o considerado tosco, lo son menos. Todo esto, sin embargo, es descrito como un valor que se encuentra inherente a su olor, pues Jean no se fija ni en la personalidad ni en  el físico de estas mujeres. Por lo cual es el discurso del libro que hay una realidad objetiva en cuanto a mayor o menor atractivo que puede ser medida a través del olfato, pero que se encuentra en relación a color de piel, cabello, personalidad y edad. 

Jan Baptiste nota de inmediato que estas mujeres percibidas como atractivas, reciben un trato diferente al resto de la sociedad, son tratadas como “diosas”, percibidas como “ángeles”. Para él, esto es un símbolo de poder y una forma en la que las mujeres dominan por sobre los hombres a través de estos atributos. Paradójicamente es esta misma “ventaja” o “privilegio” el que las llevará a su muerte, pues al ser símbolos sexuales, pierden la categoría de humanas para convertirse en carne.

 

La deshumanización de lo sexualizado. 


Es la hipótesis del libro que el olor es lo que nos determina como seres humanos en relación a la percepción de otros. Como se mencionó en el resumen del libro, Jan no se encuentra satisfecho con el resultado que ocasiona en otros el uso de su loción mágica, a pesar de que éste lo salva de la crucifixión. Volverse objeto de deseo no lo vuelve tan poderoso como deseaba, sino que lo hace más vulnerable, y es esto lo que acabará finalmente con su vida, así como él terminó con la de todas esas mujeres.

Se abalanzaron sobre el ángel, cayeron encima de él, lo derribaron. Todos querían tocarlo, todos querían tener algo de él, una plumita, un ala, una chispa de su fuego maravilloso. Le rasgaron las ropas, le arrancaron cabellos, la piel del cuerpo, lo desplumaron, clavaron sus garras y dientes en su carne, cayeron sobre él como hienas (Süskind, 1985). 


El pueblo se termina devorando al protagonista y lejos de sentir culpa, sienten paz y satisfacción, pues por primera vez habían hecho algo por amor (Suskind, 1985), siendo estas las últimas palabras del libro.  Es claro de este modo que aquello que se convierte en objeto de deseo, pierde su valor humano, e incluso, su derecho a la vida de acuerdo a lo planteado por el autor. ¿Y no es esto lo que ocurre con la sexualización femenina en nuestro mundo? El ser vista como deseable te convierte en objeto y no en persona. Entonces, ¿en verdad el ser percibida como atractiva es un poder? Por otro lado, ¿qué ocurre cuando no eres percibida como tal?  Eso tampoco te gana el respeto de nadie en una sociedad machista

Aunque no existe ningún juicio moral o ético, tampoco me parece que haya un deseo por combatir una realidad. Y si quisiera por un momento pensar que podría haber un discurso ético, he sido disuadida al leer algunos de los comentarios que aparecen en la contraportada del libro. Zurich Weltwoche dice: Suskind lleva al actor, con sostenido interés y fuerza sensual, al centro del alucinante exotismo de una obra de arte extremadamente auténtica y completamente ficticia. ¿En verdad es fuerza sensual lo que se lee en estas líneas? ¿y son completamente ficticios los feminicidios, o la deshumanización? ¿Le llamamos exotismo a esto? 


Conclusiones 


Continúo sintiéndome confundida en torno a mi agrado o desagrado por la novela. Me confunde su alta popularidad y me pregunto con qué tendrá que ver. Si se deberá a la cruda realidad que plantea en cuanto a la crueldad del ser humano, al morbo de leer sobre asesinatos, a la hipótesis sobre el olor y la sociedad; o quizás a la gran capacidad descriptiva del autor que te permite experimentar el libro con todos tus sentidos, lo cual puede ser muy abrumador y perturbador, por cierto.

Termino de escribir estas líneas con más preguntas que respuestas, y con deseos de conocer la opinión de otros lectores de esta novela y autor. 

Me pregunto cuál era la intención del autor con esta novela, o si sólo fue un arranque de creatividad que terminó desnudando su cosmovisión e ideologías. Me pregunto si hay un discurso, un juicio, o sólo la intención de ficcionar ¿Cuáles son las impresiones que el autor quería generar en los lectores? ¿Existe un deseo por generar una reflexión de la deshumanización, o existe más bien una romantización del deseo sexual como generador de violencia? Ustedes ¿qué piensan? 


Bibliografía

Suskind, P. (1985). El Perfume. Seix Barral Biblioteca Breve: España. 

Torrent Escaplés, R y Caballero Guiral, J. (2014). “SEDUCCIÓN, OBSCENIDAD, ACTO CREATIVO Y ARTE FEMINISTA” en Dossiers Feministes, 18: pp.7-20. 

Wati, S.O. (2013). THE STEREOTYPES OF WOMEN: PATRICK SÜSKIND’S PATRIARCHAL IDEOLOGY AS REPRESENTED IN HIS PERFUME; THE STORY OF A MURDERER.






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